REFLEXIONES SOBRE LA SEGURIDAD Y PROTECCIÓN DE LOS CICLISTAS


En los últimos meses, empiezan a sonar algunas voces de ciclistas que minusvaloran, e incluso desaconsejan con vehemencia, la utilización de las vías ciclistas y en su lugar proponen que se circule por la calzada, en su opinión mucho menos peligrosa que los carriles bici y las aceras bici.
Con demasiada frecuencia, cuando se habla de usuarios de la bici, se da por hecho que es un ciclista en buena forma, experimentado y con destreza para poder rodar a la velocidad que exige el tráfico fluido. Pero los hechos nos demuestran que la realidad es bien distinta. Olvidamos con facilidad que en el uso de la bicicleta no hay límites de edad, desde niños a personas mayores, y que no todos tenemos las mismas capacidades físicas de equilibrio, reflejos, agilidad, de oído y de vista. Muchos, muchísimos ciclistas no están dispuestos a circular entre coches y autobuses. Una colisión entre dos coches circulando a 30 km/h, probablemente resulte un accidente leve, pero una colisión, a la misma velocidad, entre un coche y un ciclista tendrá siempre consecuencias mucho peores: la carrocería de una bicicleta es el propio cuerpo del ciclista. Y más, teniendo en cuenta que:
1. Según el Barómetre anual de la bicicleta a Catalunya sólo un 26% de los ciclistas catalanes circulan siempre por la calzada, debido al peligro generado por el tráfico, y una quinta parte de los usuarios circulan en exclusiva por las aceras por temor a ser atropellados. Esto nos confirma que una amplia mayoría es partidaria de circular por las vías ciclistas
2. Un conductor que circule a 50km/h está obligado a concentrarse en aquello que está sucediendo delante de él. Su campo de visión es estrecho y un ciclista a 15 metros de la vía es invisible. Sin embargo, a 30km/h el campo de visión es más amplio, el conductor ve al ciclista y tendrá tiempo de reaccionar (Hacia ciudades sin malos humos, pág. 36, Comisión Europea de Medio Ambiente, 2000)
3. El 63% de los semáforos no son respetados por los conductores. Así mismo, el 27% de los conductores no ponen el intermitente para avisar de los cambios (Conclusiones de un estudio de la OCU, realizado en 2011 en 36 ciudades españolas)
4. Seis millones de conductores en España poseen al menos una deficiencia visual. Es decir, uno de cada cuatro conduce por debajo de las facultades visuales idóneas (Estudio de la Escuela Universitaria de Óptica y Optometría  de la Universidad Politécnica de Catalunya, en colaboración con el RACC).

La experiencia en Pamplona nos demuestra que, incluso en el II Ensanche, limitado a 30 km/h y por tanto teóricamente más seguro, la inmensa mayoría de los ciclistas  circulan por Carlos III, peatonal, y evitan las calles adyacentes. Sabiendo que la velocidad media de circulación en bicicleta por la ciudad es aproximadamente de 15 ó 17km/h, ¿cuántos se atreven a bloquear con su bicicleta la trayectoria de vehículos que quieren ir mucho más rápido que lo que pueden ir ellos?
El ciclista, como un agente más de la movilidad y también como contribuyente, está en su legítimo e incuestionable derecho de sentirse seguro y protegido frente a los vehículos a motor y de disponer de las infraestructuras ciclistas adecuadas. Esto se consigue, fundamentalmente, con la creación de una verdadera red de vías ciclistas (la acera señalizada no lo es), por la obviedad de que por ellas sólo pueden circular las bicicletas, y, complementariamente, mediante el calmado de tráfico, con la implantación de zonas 20 y 30, sin olvidar la necesidad de seguir aplicando políticas de educación vial. Tomemos ejemplo de la Europa de las bicicletas.
Jesús Sukuntza - Ciclista urbano y miembro de AMTS