EL retorno de las bicicletas


Las ciudades sólo mejorarán si las bicicletas reemplazan a los automóviles.

El número de usuarios de la bicicleta crece sin cesar: cada vez hay más personas que la emplean en sus desplazamientos por la ciudad, en excursiones dominicales y en viajes de verano.

El ciudadano que sube a una bici lo hace por una serie de motivos prácticos. Pero existe también toda una filosofía tras ese gesto.

Quienes emplean la bicicleta cotidianamente son personas que desean hacer algo por mejorar la salud y la del entorno en que viven. Están preocupados por la contaminación, el ruido o el derroche energético y saben que pedaleando aportan un grano de arena para enterrar tales males.

La experiencia nos demuestra que un exceso de automóviles degrada las condiciones de vida de una ciudad. La resurgida afición por el vehículo de dos ruedas no es algo pasajero, sino el fruto de un proceso de madurez social.

La bicicleta es una respuesta sana y responsable a una parte de los problemas que tiene planteados la sociedad moderna.